Desperdicios de alimentos ¿qué podemos hacer?

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Gisela González Mellado

Dia a día aumentan y se aceleran las actividades humanas que, queramos o no, tienen algún tipo de impacto en los ecosistemas donde convivimos con otros seres. Cada industria contempla un número de acciones y pasos que hace uso del medio ambiente para lograr sus objetivos.

Bajo esa mirada, el planeta se ve hace años afectado por el modelo de producción de alimentos, a través de una agroindustria dominante sobre los recursos naturales: suelos, agua y tierra. El resultado es que la explotación indiscriminada de éstos ha desencadenado en diversos problemas ambientales en cada uno de los procesos productivos involucrados.

Uno de estos problemas es el desperdicio de alimentos. Por diferentes razones, el desperdicio de alimentos puede llegar a un 30-40% de los mismos[1]; un dato elevado que significa que no estamos tomando responsabilidades frente a este tema, que posee varias aristas.

Según un estudio de la FAO en 2016, en Latinoamérica se desperdician hasta 127 millones de toneladas de alimentos al año, los cuales serían capaces de satisfacer las necesidades alimenticias de 300 millones de personas, lo que equivalente a 17 veces la población chilena.

A nivel global, se estima que los alimentos desaprovechados consumen alrededor de 250 km3 de agua dulce, lo que equivale a satisfacer las necesidades hídricas de toda la población de Latinoamérica y el Caribe durante 11 años. Por otro lado, se prevé que se utilizan aproximadamente 1.400 millones de hectáreas para producir alimentos que no se consumen, lo que representa 7 veces la superficie nacional. El estudio estima que un 55% de las frutas y hortalizas se pierden o desperdicia en la región, lo que representa más de la mitad de la producción.

La pérdida y el desperdicio total de alimentos generan 3.300 millones de toneladas de CO2 equivalente, es decir, si los alimentos desaprovechados fueran un país, ocuparía el tercer lugar entre los principales países emisores de gases de efecto invernadero, precedido por China y Estados Unidos.

La reducción del desperdicio alimentaria se debe abarcar desde distintas dimensiones; si bien es una problemática dada en un contexto donde el modelo productivo avala la rapidez, la cantidad y calidad, a través de una transacción, sin hacerse cargo del impacto de ese alimento una vez entregado, como consumidores tenemos la responsabilidad de educarnos y concientizarnos de este problema.

Residuos en Chile

El creciente desarrollo de las poblaciones y la sociedad humana, están estrechamente relacionados con el consumo humano, lo que se ve reflejado en la continua generación de residuos[2]. El desarrollo de las poblaciones y la sociedad humana, como el aumento de riqueza y bienestar, están estrechamente relacionados con el consumo humano, lo que se ve reflejado en la continua generación de residuos. En los países de ingresos altos, las industrias, los servicios y domiciliarios, generan entre 1 a 2 toneladas de residuos per cápita por año. En Chile, el promedio ronda los 456 kg de basura por persona en un año, haciendo del país el mayor generador de residuos per cápita en Latinoamérica; así, se generan 21 mil toneladas de residuos al año, de las que aproximadamente el 38,5% corresponden a residuos municipales.

La última parada de los residuos sólidos puede desencadenar una serie de impactos ambientales como, por ejemplo, alteración en la calidad de las aguas, alteración en la vegetación, fauna y paisaje, alteración en las propiedades de los suelos, emisión de gases tóxicos, entre otros.

Algunas medidas que podemos realizar como consumidores

De acuerdo al llamado Índice de Desperdicios de Alimentos, en el año 2019, hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados. Esto deriva en que el 17% de la producción mundial de alimentos se desechó, y que cada consumidor desperdicia en promedio 121 kg de comida al año[3]. Compartimos algunas decisiones concretas que podemos practicar como consumidores para reducir nuestros desperdicios son:

  • Educar para evitar el desperdicio de alimentos.
  • Planificar las compras y hacer una lista para comprar solo que se necesita.
  • Elaborar un menú semanal y comprar solo los ingredientes necesarios.
  • Mirar el refrigerador y la despensa antes de comprar.
  • No dejarse tentar por las ofertas.
  • No hacer las compras con hambre para evitar comprar alimentos que no se necesitan.
  • Leer las etiquetas para conocer lo que se compra y escoger las opciones más adecuadas.
  • Comprar frutas y verduras de temporada ya que están en su mejor momento en sus cualidades organolépticas (olor, sabor, textura) y sus precios son más económicos.
  • Reutilizar las sobras de comida para hacer nuevos platos.
  • Aprovechar la fruta demasiado madura para hacer jugos o mermelada.
  • Guardar los alimentos que caducan primero en la parte de adelante de la despensa o refrigerador y colocar atrás los que se acaban de comprar.
  • Si se tiene una gran cantidad de algún alimento, congelarlo.
  • Cocinar raciones moderadas y según el número de personas para evitar que sobre.
  • Recuerde los alimentos que se dejan en el refrigerador de su oficina o lugar de trabajo para asegurarse su consumo antes que se eche a perder.
  • Comparta los alimentos que no vaya a consumir con sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, personas en necesidad de ellos.
  • Incentivar la donación de alimentos a través de bancos de alimentos[4].

Por otro lado, existe la Red de Alimentos, que se conforma legalmente como una organización privada sin fines de lucro, que creó el primer Banco de Alimentos de Chile en 2010. Cuenta con personalidad jurídica, y opera como un intermediario entre aquellas instituciones que atienden a personas en necesidad y aquellas empresas que donan alimentos.

Visita https://www.redalimentos.cl/ para toda su información.

[1] “Alimentación, factor clave de salud y sostenibilidad”. Cariotipo. Pág. 42.

[2] “Tratamiento de lixiviados de un relleno sanitario: propuesta y evaluación de un sistema de humedales artificiales”. Catalina Astorga Del Canto. Pág. 9

[3] Artículo en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-56322961.

[4] “Menos pérdida y desperdicio, más alimentos: un pilar en la lucha contra el hambre”. Pilar Eguillor, pág. 11.

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